Rodrigo Guzmán Dávila, Una Vida de Novela

Rodrigo Guzmán Dávila, hijo del físico y matemático Rodrigo Guzmán Gómez, una leyenda pedagógica en Tuluá, hace una nueva incursión en el mundo narrativo. En nuestro medio, lo real excede al mundo de la ficción. Por ende, las costuras de la realidad se ven rotas a menudo, ascendiendo y descendiendo y dejando a la imaginación en paños menores.

Este carismático y exitoso empresario, hijo de una familia tulueña raizal del barrio Playas y célebre por su tesón laboral, sencillez y su humildad en el trato social, años atrás había redactado un texto de matices cinematográficos que relataba la vida del mítico estafador Mora Villamizar en las tierras no menos legendarias de Riofrío.

Con prólogo de Álvarez Gardeazabal, este libro mostró y demostró las habilidades narrativas del periodista y hombre de negocios tulueño quien ahora presenta a la comunidad lectora un trabajo que parece un capítulo de la picaresca española del siglo XVII y que no es más que la crónica, ordenada como masa de tiempo y espacio. La Caleta cuenta la vida de dos hombres. Uno ostentoso enseñado al buen vivir y otro hombre humilde que al hallar en Tuluá una fortuna del primero, en moneda extranjera, comenzó a tejer y destejer como Penélope telúrica, su propia telaraña de desventuras.

A fuerza de golpes y martirios, de engaños y mofas, el personaje que Guzmán Dávila exalta al orbe literario, urde sus propios males y como ciudadano fiel a la entropía del universo, se hace finalmente frio, oscuridad y desorden.

Para otros, hallar una llamada caleta hubiese sido el remedio para el cúmulo de sus males.

Para el Indio este guaquero forzado y circunstancial, los dólares de alta denominación que encontró en una mansión de extraña ventura, fue el capital de su propia tragedia.

Como la vida no es sólo policromía sino claroscuro, el narrador tulueño nos hace cruzar zonas de luz y penumbra de esta vida de los personajes, desdichada e intermitente. Por supuesto sin obviar lo jocoso.

Rodrigo enriquece de esta manera, con este abordaje vital, las letras de nuestro cultísimo departamento, fértil en nombre y textos de alta literatura.

DANIEL POTES VARGAS